tag:blogger.com,1999:blog-82369868801685162112024-03-06T04:14:31.769+01:00Con los ojos abiertosRocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.comBlogger709125tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-76653333831182748752023-11-19T12:55:00.001+01:002023-11-19T12:57:12.865+01:00Cuando crees que vas a morirte<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjh5yVi_rE4TF0ZvxYUKsDrVHNNbPMtObjO9Y9hUrH8kTl0ekdGMWO_RThYXyANbrioZYDynrkW6tqnO8QiLYqc1Y3LouGDsrN5vdnzPzhQ9Ac-Mn5Tqi-Y12IKEtx6G3tfZSTFSBYq4pOUnw-l6blzz74aF289U61VqCS6t2Xg0jc4Pfx8PVxb7jFtRw/s1080/Roc%C3%ADo%20N%C3%BA%C3%B1ez.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjh5yVi_rE4TF0ZvxYUKsDrVHNNbPMtObjO9Y9hUrH8kTl0ekdGMWO_RThYXyANbrioZYDynrkW6tqnO8QiLYqc1Y3LouGDsrN5vdnzPzhQ9Ac-Mn5Tqi-Y12IKEtx6G3tfZSTFSBYq4pOUnw-l6blzz74aF289U61VqCS6t2Xg0jc4Pfx8PVxb7jFtRw/w400-h400/Roc%C3%ADo%20N%C3%BA%C3%B1ez.png" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Cuando crees que vas a morirte, tomas conciencia de todo lo que fuiste, de lo que estuviste a punto de ser y de lo que nunca serás.</span></p><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Recuerdas conversaciones que jamás tuviste y los <i>te quiero</i> que no te atreviste a pronunciar, así que lo dices más a quienes tienes al lado, por si algún día ya no tienes la oportunidad y tú pasas a ser parte de sus recuerdos, que para eso no hace falta morirse.</span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Te duele de nuevo aquello que permitiste y jamás debiste hacerlo. Se te clava la vez aquella en la que fuiste cobarde. ¿Qué hubiera sido de mí de hacer lo que realmente sentía? ¿Qué hubiera sido de nosotros?</span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Se entremezclan imágenes de los paisajes que en alguna ocasión me dejaron sin aliento con las de los lugares que aún sueño con conocer. Ocurre lo mismo con los orgasmos.</span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El otro día en el supermercado un señor llevaba el mismo perfume que mi primer amor. Hubiera brindado por su recuerdo porque en algo sí tuvo razón: no podíamos ser felices. Pero el médico me ha prohibido el alcohol, así que con agua y por aquellos que nos rompieron el corazón, no se brinda.</span></div><div class="yj6qo"></div><div class="adL" dir="auto"><br style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: small;" /></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-27902886571761955062023-08-25T18:30:00.006+02:002023-08-26T00:19:17.250+02:00Rubiales tenía razón<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCXRG8OGfWMiDBFMAjyTNFXLq8n0fh68mvLJGkVqN_YlRjnHZ2oalpI9IEYs9oeI-adp2qMOCUzNakkTXX91ChpJU9yL8mkvmT6AGQetdrALWIadHYP3NZeJVvkrVWbbIkNsBhi4C6n8T4kxWF8RmVxcgVhGOb0a4P2T8dkcjUAjilFrSmpzH3QzURiMU/s8168/selecci%C3%B3n%20espa%C3%B1ola.jpeg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="5445" data-original-width="8168" height="340" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCXRG8OGfWMiDBFMAjyTNFXLq8n0fh68mvLJGkVqN_YlRjnHZ2oalpI9IEYs9oeI-adp2qMOCUzNakkTXX91ChpJU9yL8mkvmT6AGQetdrALWIadHYP3NZeJVvkrVWbbIkNsBhi4C6n8T4kxWF8RmVxcgVhGOb0a4P2T8dkcjUAjilFrSmpzH3QzURiMU/w510-h340/selecci%C3%B3n%20espa%C3%B1ola.jpeg" width="510" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Imagen extraída de <i>El País</i></span><br /></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;">Hoy, la mayoría de aficionados al deporte rey esperábamos la dimisión de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), pero el guion ha dado un giro dramático, más bien de pesadilla, cuando Rubiales ha lanzado desde la tribuna un auténtico discurso de odio, el cual ha sido aplaudido a rabiar por la mayoría de los presentes en la Asamblea de la RFEF, también por parte de grandes medios de comunicación, quienes estos días atrás no han dudado en defender y justificar la actitud deplorable del presidente con portadas que nada tienen que ver con el periodismo ni la decencia. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tarde o temprano, despertaremos y el dinosaurio no estará, pero seguirán sus huellas y la fuerza de todos aquellos que hoy han aplaudido y han callado en estos últimos días. Porque el machismo consiste en esto precisamente: agredir, culpabilizar a la víctima y apoyarse en otros que piensan que dicha agresión no es para tanto. Tampoco dudan en cargar contra la agredida. El problema radica de ahí, de la impunidad que todos estos señores han podido ejercer a lo largo de los años sin que nadie les levante la voz, sin que les señalen, sin que les digan que eso está mal, que duele. Actitudes que no sólo vemos en el fútbol, sino que forman parte de nuestro día a día. Porque creo que somos muchas, por desgracia, las que entendimos, con gran pesar, la frase de Jenni Hermoso:</span><i style="font-family: arial;"> no me ha gustado, ¿pero qué quieres que haga?</i></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Aplauden y callan porque no son capaces de ver que el cincuenta por ciento de la población mundial ya no nos creemos menos; ahora, defendemos, luchamos y gritamos, aunque nos llamen histéricas, por nuestros derechos. <b>Y, pese a todo ello, veintitrés de nosotras, más las siete que antes de empezar el Mundial se plantaron ante estos hombres, han conseguido ser campeonas del mundo y hacernos muy felices</b>. Sí, porque tenemos tanta fuerza cuando nos unimos que somos imparables, les guste o no, lo entiendan o no, los Rubiales, Vilda y demás trúhanes, que no señores, de turno.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Queda mucho camino. Muchos partidos por jugar y este tipo de actos y actitudes dejan claro lo necesarias que son las políticas feministas para llegar a conseguir la igualdad real en todos los ámbitos de la sociedad. <b>Porque en algo sí ha tenido razón Rubiales: la culpa no sólo ha sido suya,</b></span><span style="font-family: arial;"><b> sino también de todos los que le han apoyado, que no son pocos</b>. </span><span style="font-family: arial;">Por contra, si algo debe quedar claro es del lado de quienes estamos. Estamos al lado de Jenni Hermoso. Estamos al lado de todas las jugadoras de la Selección, de las campeonas. Estamos en el lado correcto, por mucho que griten y se toquen sus partes íntimas con rabia.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-66333234113287343202023-06-01T09:14:00.003+02:002023-06-01T09:18:13.139+02:00Esperar<div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3vp6i4FgfWyaFNGNl4ywqttd4Eynekc4zxPEHax-RFkZRsvs4JP-Madz_D0ZC_-zh0ecYX_7BzQLcH507DDsBC95sd63dCm2oMMtioXPpkOrL63qWBNEJJ0jtUN6E6HGX6qkz0tBZquNtr5vqMZ9TfE_eGi18HnIPAf9pjyYKhJxdrj5OCCmZDo4/s1280/fantasy-g9ea45f63c_1280.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1280" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3vp6i4FgfWyaFNGNl4ywqttd4Eynekc4zxPEHax-RFkZRsvs4JP-Madz_D0ZC_-zh0ecYX_7BzQLcH507DDsBC95sd63dCm2oMMtioXPpkOrL63qWBNEJJ0jtUN6E6HGX6qkz0tBZquNtr5vqMZ9TfE_eGi18HnIPAf9pjyYKhJxdrj5OCCmZDo4/s320/fantasy-g9ea45f63c_1280.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Imagen extraída de Pixabay</span></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Esperar. No creo que haya un verbo que despierte más
ansiedades ni miedos que este, sobre todo cuando lo vives en una sala de
hospital. El tiempo se detiene, la mente hace cábalas de todos los escenarios
posibles en los que puede terminar esa espera y el miedo nos cala hasta los
huesos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Sin embargo, la primera definición que nos da la RAE de
dicho verbo es la siguiente:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">1. <i>Tener esperanza de conseguir lo que se desea</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Esperanza, según el refranero español, lo último que se
pierde. Tal vez por eso, aunque vengan tiempos oscuros, seguimos atreviéndonos
y nos mantiene con el foco puesto en conseguir escenarios llenos de luz, muy
diferentes a los que nos hemos planteado durante la eterna espera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Hace unos días, publiqué en mi cuenta de Instagram un vídeo
de <i>Lo de Évole</i> en el que Dani Rovira hablaba de la cura de humildad que recibió
tras ser diagnosticado de cáncer. Lo argumentaba diciendo que siempre pensamos
que las balas nos rozan, pero que nunca nos dan. Que van a ser otros los que
sufran, no nosotros. La realidad, por contra, es muy diferente, de ahí que
subrayase la importancia del ahora. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Contaba Rovira en el programa que vivir como si fuéramos a
morir mañana sería una locura. Mejor hacerlo creyendo que somos los únicos que
sabemos que de aquí a un año caerá un meteorito que acabará con todo y no se lo
podemos contar a nadie. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Quizá se trate de eso. Porque las vidas de todos están marcadas
por meteoritos, de mayor o menor medida, que en algún momento nos han impactado
tanto que nos han cambiado por completo y nos han desordenado todos los planes.
Pero también son los que nos enseñan a valorar lo que tenemos, los pequeños
detalles, y, sobre todo, los momentos que compartimos con quienes más queremos.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Como canta Ismael Serrano en su canción <i>Ahora</i>: <i>Brindemos,
que hoy es siempre todavía</i>.</span><o:p></o:p></p><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-46685748180903801692023-02-07T13:44:00.007+01:002023-02-07T13:56:24.843+01:00Cinco lobitos<p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdlm5FtNaGukqTclxAagQWGACzuKz-E8h9vtf9aydT5-R5V49pzQoG1YBeRuSJPmLyPKxn4ROAJDiChwKsQlqLAVMlfOj2VWcKW0jDuQ-MxxE4JB6EMb6b3M853W_gbS41vLHOyYHzPsNSuolMyR2GjFrVxaAgKxycZfxRvSaMgBiejvKTUgxsaBOc/s880/8c125acd-ded6-4b2d-8949-cd887f504d35_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="880" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdlm5FtNaGukqTclxAagQWGACzuKz-E8h9vtf9aydT5-R5V49pzQoG1YBeRuSJPmLyPKxn4ROAJDiChwKsQlqLAVMlfOj2VWcKW0jDuQ-MxxE4JB6EMb6b3M853W_gbS41vLHOyYHzPsNSuolMyR2GjFrVxaAgKxycZfxRvSaMgBiejvKTUgxsaBOc/s320/8c125acd-ded6-4b2d-8949-cd887f504d35_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Cartel de Cinco lobitos extraído de <a href="http://eldiario.es">eldiario.es</a></span></td></tr></tbody></table><br /><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Anoche pude ver en HBO una de las películas que han marcado el cine español durante el 2022, <i>Cinco lobitos</i>. No podía haber elegido momento mejor para verla que en pleno postparto, momento en el que se encuentra la protagonista de la película. Se agradece, y mucho, que se muestre sin tapujos, sin dulcificar, ni idealizar esa etapa vital que vivimos las mujeres cuando nos convertimos en madres. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay una frase al inicio del film, que más adelante vuelve a repetirse, que pronuncia la madre cuando Amaia se queja del dolor por los puntos, la cual me resulta clave: <i>a todas nos han puesto puntos</i>. Insisto en que es clave porque parece que, al ser la maternidad algo por lo que la mayoría de las mujeres hemos pasado, no puede existir un lugar para la queja. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Vemos a Amaia difuminarse para convertirse en madre, para ser cuidadora, sin ni siquiera tener tiempo para ir al peluquero, agotada y desesperada cuando su hija llora sin consuelo o sufriendo al darle el pecho por el dolor. También juzgada por su propia madre cuando se plantea no seguir amamantando o por su pareja cuando piensa en llevar a la niña a la guardería para tener un poco de tiempo que invertir en sí misma, ya que él ocupa el lugar que históricamente han ocupado los hombres, el de trabajar fuera de casa. Como si cuidar no fuera una ardua tarea</span><span style="font-family: arial;">.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Y es que uno de los temas por los que gira la obra es la conciliación, prácticamente inexistente en este país. ¿Cómo se puede cuidar a un tercero, ya sea un bebé o una persona dependiente, si lo que siempre se nos exige es producir? Ahí vemos otra pérdida de Amaia, que va dejando escapar oportunidades laborales porque es imposible conciliar su nueva vida con el trabajo que tanto amó no hace demasiado tiempo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En <i>Cinco lobitos</i> vamos viendo constantemente, aunque tardemos en darnos cuenta, el cambio de roles: los cuidadores pasan a ser cuidados y viceversa y nos pone ante la vicisitud de entender a nuestros propios padres, que además de padres, fueron y son hombres y mujeres con inquietudes, pasiones y frustraciones. Hombres y mujeres que al convertirse en padres y madres dejaron de lado muchas cosas para poder ser los mejores cuidadores posibles, con todos sus aciertos, pero sobre todo, con todos sus errores.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-1850414225623405562022-12-16T14:38:00.001+01:002022-12-16T14:43:58.332+01:00Cuando el periodismo se convierte en acoso<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La prensa rosa, como otros tipos de periodismo, hace mucho que sobrepasó los límites del respeto, la cordialidad e, incluso, del buen gusto. Son muchas las personas que consumen este tipo de información, de todas las edades, por eso su impacto suele ser muy importante, tanto para los famosos como para quienes siguen a estos personajes públicos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace unos años, la revista <i>Cuore</i> se encargaba de fotografiar a celebridades, especialmente mujeres, para evaluar su cuerpo con comentarios tan sesudos como sus míticos <i>args</i>, una forma más de ridiculizar y cosificar el cuerpo femenino estableciendo unos cánones de belleza inalcanzables para la mayoría, con los riesgos para la salud que pueden acarrear, tanto para las protagonistas de las imágenes como para los consumidores. Pero la revista no era la única, dado que otros medios publicaban las fotos y seguían con el mismo tono de burla, hasta el punto de llenar horas y horas de televisión en horario de máxima audiencia.<br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Pensábamos que esto lo estábamos dejando atrás, sin embargo, la semana pasada nos encontramos con esta portada en la web del diario deportivo <i>Marca</i>:</span></p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7aRwUxK4tobPPQ0T_FUK709m-u-NkW_QpCoDOnHwlmeNhIKC01xk2TEjlVzvYr2kMeRtGtKgesT99tGPyXrq1PpONO6sL2UH2ISdpf_a5__fvX2hIy8wY8-_ubdhr0F_fuNnsh6gtgpeJCAxPcmnpVa0VXW83fP4xwFKRH2xctFyiKiMU9rp_ZsPR/s1447/Fjc_z5oXoAArCTs.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1447" data-original-width="1080" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7aRwUxK4tobPPQ0T_FUK709m-u-NkW_QpCoDOnHwlmeNhIKC01xk2TEjlVzvYr2kMeRtGtKgesT99tGPyXrq1PpONO6sL2UH2ISdpf_a5__fvX2hIy8wY8-_ubdhr0F_fuNnsh6gtgpeJCAxPcmnpVa0VXW83fP4xwFKRH2xctFyiKiMU9rp_ZsPR/w299-h400/Fjc_z5oXoAArCTs.jpeg" width="299" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El titular habla por sí solo. Pone el foco, una vez más, en el cuerpo de una adolescente de 17 años con el único fin de, supuestamente, conquistar a un hombre. ¿Cuántas chicas de esta edad pueden sentirse mal al leer este tipo de noticias? Solo hace falta revisar los números de adolescentes que padecen algún trastorno de la conducta alimentaria, el cual solo va en aumento en los últimos años. Según el <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092022000100002">último estudio</a> de la web de psicología SciELO, un 9,6% de chicas jóvenes padece algún tipo de TCA y un 1,7% de chicos. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No contentos con esto, hace un par de días vimos cómo los reporteros llegaban a justificar el acoso que denunció delante de los micros la cantante Aitana, quien pidió que dejaran de grabarla en su casa porque está acudiendo mucha gente a los alrededores, especialmente, hombres que van de madrugada, y pasa, como nos ocurriría a todos, mucho miedo. Una reportera no tardó ni dos segundos en responderle que si quería que la dejaran tranquila, debía confirmar si había terminado la relación con su pareja.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Justificar o promover este tipo de titulares y acoso no beneficia a nadie, al contrario. Aunque nos enseñen en la facultad que casi todo vale por conseguir una noticia y los jefes de redacción presionen por ser los primeros en publicarla, no puede ser que se obtenga a costa de la salud mental o la seguridad de nadie. Esto no es periodismo, por muy rosa que se tiña. Esto es actuar como matones de instituto.</span></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-81695495216005532292022-11-15T11:50:00.000+01:002022-11-15T11:50:07.642+01:00El relato<p style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF3xS73ZMoNWd_H1YeBJvC0MXF_3fhvjyKgSqsgqcnhi2q7ag6MV3TH5zvCMlA3FJodT9w7UkZOQnUZXg-a_Av8oYBMQmzTNxjol9sT-ePNw-j2YeYISi4CQl-55s35RI63lhapmbhZJulHp0jQig7iyscNQCHBXrCBVrGjRDbBqHMIPZnWOC-GL9Y/s1200/9b19510a-0926-467c-8348-673540af358c_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="252" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF3xS73ZMoNWd_H1YeBJvC0MXF_3fhvjyKgSqsgqcnhi2q7ag6MV3TH5zvCMlA3FJodT9w7UkZOQnUZXg-a_Av8oYBMQmzTNxjol9sT-ePNw-j2YeYISi4CQl-55s35RI63lhapmbhZJulHp0jQig7iyscNQCHBXrCBVrGjRDbBqHMIPZnWOC-GL9Y/w448-h252/9b19510a-0926-467c-8348-673540af358c_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" width="448" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Imagen extraída de <a href="http://eldiario.es">eldiario.es</a></span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nos comunicamos con todo lo que decimos y lo que callamos, con lo que hacemos y dejamos de hacer en cualquier esfera por la que nos movemos. Todos tenemos una historia, una mochila que cargamos, a veces con mayor ligereza que otras, y que nos hace formarnos una personalidad. Otra cosa es cómo nos perciban los otros y, para ello, el relato es muy importante.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En los últimos años, especialmente en el ámbito político, nos hemos acostumbrado a la frase y sus variantes de <i>ha ganado su relato</i>. Parece ser que los programas electorales poco peso tienen ya, por ende, si los partidos ganadores lo cumplen o no. Lo que pesa es el relato y, como suele decirse, la historia la escriben los ganadores.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En España sabemos bastante de eso. Aún está enquistado el franquismo en las instituciones y los cuarenta años de dictadura siguen pesando. Ahora, por fin, se inician procesos para honrar la memoria de las víctimas y sus familiares que, tanto tiempo después, aún buscan justicia y poder sacarlos de las cunetas para darles un entierro digno.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Otra claro ejemplo de la importancia de ganar el relato lo hemos visto en las últimas horas a raíz de la multitudinaria manifestación del pasado domingo en Madrid. Medio millón de personas -o las que sean dependiendo la fuente que consultemos-, salieron a las calles para defender uno de los servicios más importantes de este país, la sanidad pública, tras el recorte de personal después de la pandemia, las malas condiciones laborales de los profesionales y, por consiguiente, la caída de la calidad asistencial que reciben los pacientes. Un plan, según lo que todo apunta, hecho a medida para beneficiar a la sanidad privada y los intereses de unos cuantos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Ante la fuerza de la nueva ola de la Marea Blanca, todo el mundo esperaba la reacción de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, bastante popular por llevarse el relato a su terreno con las más puras técnicas <i>trumpistas</i>. Sus asesores son capaces de reconvertir cualquier situación a su favor generando titulares que podríamos tildar de cómicos si no fuera por la responsabilidad que encarna la figura de Ayuso. Todos recordamos el eslogan con el que se presentó y con el que arrasó en las últimas elecciones: <i>libertad</i>. Una libertad mal entendida que sirvió para llenar terrazas y bares durante una pandemia mundial, mientras dejaba morir a los mayores que no tenían seguro privado en las residencias. <br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sin embargo, con una actitud casi infantil, había conseguido obviar este tema, incluso, una vez más, ganó el relato acusando a un </span><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">contrincante político, Pablo Iglesias, de ser el culpable de la muerte de miles de ancianos. Cuando ella misma reconoció ser la responsable en televisión, ya era demasiado tarde. El discurso había calado.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Como decíamos, la reacción de la Presidenta de la CAM era muy esperada ante la primera gran protesta a la que se enfrentaba, pero la respuesta fue decepcionante incluso para su entorno, que esta vez, calla. Acusar al Comunismo, a ETA o a los independentistas es un truco desfasado que, bien es cierto, hasta hace poco en algunos sectores funcionaba, aunque nada tenga que ver con lo ocurrido. </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Por primera vez, Ayuso ha perdido el relato. Veremos a ver cómo responden ella y su equipo en los próximos días para tapar el éxito de la manifestación, o bien si optan por el silencio y dejan pasar el temporal, lo cual no suele ser lo idóneo en momentos de crisis. A la Presidenta y a su equipo les toca actuar, por más que las encuestas les sean más que favorables, si no quieren que su marca empiece a resentirse.</span></span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-62231959373914856492022-11-02T14:07:00.001+01:002022-11-02T14:07:34.258+01:00Vender o venderse<div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm0HZW_O7stknNfxLiAsw3LepvtkthnnSqFATrqPL4eR2bDJOUYQqX_fJPrJ4Yy2rri9yXFHwxlBQS-CzpXKUZFjqO2SgL4nXOdNH0X4tUBxEGL9klei73XfTCOdJ7XN7qMGEMpmOa1t2-6CSSxd31mHqgmLUozM7hSuqPlsDxyCvzqKkzSCjNhAZ0/s1920/creativity-gd2e48b2a4_1920.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1357" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm0HZW_O7stknNfxLiAsw3LepvtkthnnSqFATrqPL4eR2bDJOUYQqX_fJPrJ4Yy2rri9yXFHwxlBQS-CzpXKUZFjqO2SgL4nXOdNH0X4tUBxEGL9klei73XfTCOdJ7XN7qMGEMpmOa1t2-6CSSxd31mHqgmLUozM7hSuqPlsDxyCvzqKkzSCjNhAZ0/s320/creativity-gd2e48b2a4_1920.jpg" width="226" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Imagen extraída de Pixabay</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nos guste o no, nos pasamos la vida vendiéndonos. Nos gusta agradar a los demás, causar buena impresión, y esto lo hacemos en todos los ámbitos de la vida: relaciones personales, amistades, trabajo, etc. A fin de cuentas, no somos otra cosa que animales sociales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En la actualidad, me gano la vida dentro del mundo de la Comunicación Corporativa en el sector de la sanidad privada, concretamente, en seguros. Así que sé perfectamente cómo vender un producto, hacerlo más atractivo de cara a los consumidores. Precisamente por dedicarme al sector sanitario, sé lo importante que es la humanización y la empatía. A fin de cuentas, necesitamos a los médicos en los momentos más importantes de nuestra vida, cuando más vulnerables nos sentimos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Por este motivo, y encontrándome en ambos lados de la mesa, en uno como profesional y en otro como paciente que está viviendo una de las experiencias más increíbles, entiendo lo que pasa en cada lugar. Así pues, que según qué profesional intente aprovechar esa vulnerabilidad para sacar rédito económico se me hace totalmente incomprensible, por mucho que haya que mirar por el negocio y sacar beneficios. No, no todo vale.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace un par de semanas, sentándome en el lado de la paciente, la doctora que me atendió me dio un susto considerable, ya que, sin casi mirarme a la cara, me dio una serie de diagnósticos, a cuál peor. Afortunadamente, pudimos llamar al médico que me hace el seguimiento y comprobar al día siguiente que nada de lo que me había dicho la especialista era cierto y que todo marcha correctamente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué hizo eso esta doctora? Parece ser que, pese a ser una profesional del sector público, también colabora con un nuevo gabinete privado, el cual capta clientes de esta forma tan poco profesional.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Creo que hay una línea muy clara entre vender y venderse. Se puede vender con toda la ética del mundo. Quizá, en un primer momento, no consigas tantos clientes como te gustaría, pero sí vas a conseguir fidelizarlos y no tener una cartera efímera y cambiante. Sin embargo, cuando te vendes, cuando no sigues ningún código ético, aunque engroses, a priori, tu cartera, a la larga acabarán dejándote.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">También sucede en las relaciones amorosas, de amistad o laborales. Puedes mentir todo lo que quieras a la persona que pretendes conquistar, llenar tu biografía de Tinder de datos falsos, inflar tu CV o bien publicar unas condiciones laborales que nunca se cumplen. Pero al final, si esas relaciones evolucionan, acaba apareciendo tu verdadera esencia. Y eres tú, solamente tú, el culpable de que la gente se mantenga a tu lado o bien acabe escapando sin mirar atrás.<br /></span></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-33925983068475835492022-08-16T17:04:00.002+02:002022-08-16T17:04:05.635+02:00Parar<p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDJoaEWchutD6UCex6YFmDBRF1hj229X2skIIJdBtjDUnCQFrg5zRsyDkBg5OAnURfv9K6etfXCZqJ0WDQVWMrRxt1ru6Zx091cYoZ5oKafp-WAMIz_iSRdFRwJg9WRx3Emouxsolom10UU_MRFNz2oDtrFDDWbFFLNZLHQamlZBtlK-76aI6W9wR-/s3968/IMG_20180930_191705-EFFECTS.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2976" data-original-width="3968" height="340" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDJoaEWchutD6UCex6YFmDBRF1hj229X2skIIJdBtjDUnCQFrg5zRsyDkBg5OAnURfv9K6etfXCZqJ0WDQVWMrRxt1ru6Zx091cYoZ5oKafp-WAMIz_iSRdFRwJg9WRx3Emouxsolom10UU_MRFNz2oDtrFDDWbFFLNZLHQamlZBtlK-76aI6W9wR-/w456-h340/IMG_20180930_191705-EFFECTS.jpg" width="456" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Playa de El Prat de Llobregat</span></td></tr></tbody></table><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Se nos exige no parar. Siempre tenemos que estar activos, dispuestos a producir. El descanso ha quedado relegado e incluso pasar una tarde tirados en el sofá viendo cualquier cosa en Netflix nos hace sentir que hemos perdido el tiempo, pero cualquier máquina, incluso, y sobre todo, la humana necesita descansar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Precisamente es eso lo que he hecho durante la primera parte de mis vacaciones. El cuerpo, y especialmente la mente, llevaban avisándome demasiado tiempo de que necesitaba pisar el pedal de freno. En enero, tras enfrentarme a una cirugía y a uno de los momentos más traumáticos que he vivido, decidí no coger la baja dado que en ese momento, a causa del aumento de contagios por culpa de la COVID-19, teletrabajaba. Creí que era lo mejor que podía hacer para evadirme de una realidad que me asfixiaba. Pese al dolor, físico y psicológico, seguí forzando la maquinaria.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A lo largo de los meses he ido arrastrando ese cansancio, hasta que poco antes de San Juan, los médicos me ordenaron reposo y, por lo tanto, la baja médica, aunque esta vez por motivos mucho más agradables. Durante el mes que duró esta situación confieso que me sentí terriblemente culpable e inútil por no poder ponerme frente al ordenador. Sentía que no valía para nada, lo que no ayudaba, todo lo contrario, a remitir las causas de la baja. Finalmente, entendí que mi salud debía ir por delante, ahora más que nunca, y que todos tenemos derecho a enfermar. Era hora de escuchar a mi cuerpo y darle el descanso que llevaba pidiendo desde principios de año.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Una vez conseguí relajarme y alejar esos pensamiento negativos, empecé a mejorar hasta poder reincorporarme a mi puesto de trabajo. Fue en esos días cuando decidí que los primeros quince días de vacaciones que he disfrutado iban a ser para descansar totalmente. Por eso, yo que nunca he entendido a los que se encierran en un hotel a pasar unos días, dejando de lado conocer el destino en el que se encuentran, busqué un todo incluido con una buena piscina con el firme propósito de movernos lo menos posible. Y así ha sido. Hemos pasado unos días de tumbonas, camas balinesas y chapuzones a todas horas. Días de comer mucho y bien y de dormir siempre que era necesario. Eso no quita de haber disfrutado de un concierto, algún que otro paseo por la orilla del mar y alguna visita cultureta, que una no cambia de un día para el otro.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Después de este descanso, la mente está despejada, lista para volver a funcionar de nuevo en la oficina, más fresca, con más ideas, pero también con la mirada puesta en la segunda parte de las vacaciones de este año, aún por decidir destino y si serán igual de tranquilas que estas o por el contrario optaremos por un poquito más de movimiento. Quién sabe. Lo que está claro es que haremos lo que el cuerpo y la mente nos pidan.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-37757154105156636582022-07-15T13:46:00.000+02:002022-07-15T13:46:54.284+02:00Así bailaba<div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/_mIhiZj46sg" width="480"></iframe></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La semana pasada salió a luz la colaboración entre Rigoberta Bandini y Amaia, <i>Así bailaba</i>. Una nueva versión de la famosa canción de los Payasos de la Tele en la que se defiende la libertad de todas las niñas y mujeres a bailar, en lugar de recordar la vieja obligación de dedicarse a los quehaceres domésticos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En la primera parte del tema encontramos la siguiente estrofa:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Y es que parece mentira</i></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Que a todos nos cueste la vida</i></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Pero de repente hay un día</i></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Que gritas: ¡joder qué alegría!</i></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Creo que no puedo resumir mejor el momento actual en el que me encuentro con ese grito final, pero es curioso ese miedo que siempre nos persigue cuando algo nos sale bien, obligándonos a pensar <i>a ver esto cuándo se nos tuerce</i>. Pero si hay una cosa cierta es que no puedo negar que en estos últimos meses he aprendido muchísimo de mí misma, tanto mental como físicamente. Me he dado cuenta de hasta qué punto soy capaz de recomponerme y convivir con la pena para poder cicatrizar y volver a tirarme a la piscina. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Obviamente, este proceso no podría haberlo hecho sola. Lo he conseguido gracias a toda la gente que tengo a mi alrededor: marido, familia, amigos, compañeros de trabajo, etc. Toda esa red que nos abraza, sujeta y empuja para continuar caminando y creciendo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Físicamente he tenido que enfrentarme a muchos cambios. Teniendo en cuenta la presión social a la nos vemos sometidos por nuestro físico -especialmente las mujeres-, tampoco es fácil. He reaprendido a mirarme en el espejo y agradecerle a mi cuerpo todo lo que ha hecho por mí en los últimos meses. Yo, que no siempre le he tratado bien, ha sabido protegerme bien a las duras y las maduras.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Así que seguiremos bailando y disfrutando de esa alegría con la que la vida sabe compensarnos a veces. Seguiremos cuidándonos y abrazando a quienes se han mantenido a nuestro lado y celebrando. Porque pase lo que pase, siempre hay que celebrar lo bueno y poder gritar <i>¡joder, qué alegría!</i></span></p></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-59024635070115805702022-06-12T11:24:00.001+02:002022-06-12T11:28:20.273+02:00Cuando la vida brota<div style="text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/_ljLOYkgFPU" style="background-image: url(https://i.ytimg.com/vi/_ljLOYkgFPU/hqdefault.jpg);" width="480"></iframe></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><p><span style="font-family: arial;">Afortunadamente, cada vez más se habla de salud mental, aunque nos falta un largo camino por recorrer, no solo para ayudar a las personas que sufren algún trastorno o pasan por una situación difícil, sino también para saber acompañarlas en su camino. Para ello, una de las primeras cosas que debemos hacer es dejar de estigmatizar y caer en clichés cuando alguien sufre.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En la última entrada que publiqué en este blog pedía perdón por no ser tan fuerte después de vivir uno de los episodios más difíciles y traumáticos de mi vida. Es en estas ocasiones donde la fortaleza mental que te has ido forjando a lo largo de los años debe presentar batalla para levantarnos de nuevo y seguir hacia adelante a la par que sanamos las heridas.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pedía perdón a todos aquellos que no entendían mis silencios, ni mi tristeza, ni mis lágrimas, siendo todos ellos elementos lógicos en un duelo. Recuerdo una de las primeras frases que me dijo un familiar cercano: <i>tranquila, no pasa nada.</i> Con toda la rabia posible le respondí que <i>claro que pasaba, que pasaba todo</i>. Ella enmudeció y me dio la razón, así que optó por seguir en silencio porque entendió que eso era lo que necesitaba.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Conforme la noticia cundió por mi entorno, hubo personas que volvieron a esos comentarios banales del estilo <i>todo saldrá bien</i><i> </i>o</span><span style="font-family: arial;"> <i>no pasa nada</i>. Sé que se hacen con buena intención, pero creedme, no funcionan y lo único que provocan es más frustración a quien lo está pasando mal.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Por otro lado, y este es el más importante, tengo la enorme suerte de contar con unas amigas y una familia que han sido y son mi red de apoyo. No ha habido reproches, solo comprensión. Me han dejado el espacio que he ido marcando a cada momento y también han venido corriendo a mi lado cuando así lo he necesitado. Acompañar es esto. Es dejar que el otro se vaya recomponiendo poquito a poco e ir celebrando cada paso con una escapada romántica, un paseo por la montaña, un abrazo, un brindis, una pizza o una barbacoa. Es volver a reír con los de siempre de lo de siempre.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Llega un momento en el que aceptas la pérdida y su correspondiente herida, por imposible que pareciera al principio. Vuelves a ser tú, una versión diferente, por supuesto, pero vuelves a tener ganas de comerte el mundo, de plantarle cara a la vida, de bailar, de cantar, de irte de fiesta con las amigas o a un concierto. Entonces aprendes la paradoja: los que antes te juzgaban por tus lágrimas ahora lo hacen por tu nueva sonrisa. Te hacen preguntas como <i>¿con lo que has pasado, cómo puedes reírte a carcajada limpia? </i>o<i> ¿tú no estabas mal?</i></span></p><p><span style="font-family: arial;">Finalmente, aprendes que siempre habrá personas dispuestas a juzgarte, aunque no sepan ni una mínima parte de tu vida. Sin embargo, cuando pasas por según qué tragos, esos comentarios te hacen hasta gracia. Ya no hay rabia, incluso hay un poquito de soberbia al saber que estás en otra página, en otro escalón y que, por lo tanto, ya no pueden herirte más.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pero lo más importante de estos procesos es conocerte tú y <b>pedir ayuda cuando sientas que no puedes gestionar el dolor</b>. No hay nada malo en ello. Yo ahora entiendo que no fui débil, sino todo lo contrario. En todo caso, los débiles son quienes se asustan del dolor, quienes no dejan brotar sus lágrimas o su rabia cuando toca. En cambio, dejé sanar mis heridas, mi dolor, para ahora lucir una bella cicatriz. Ahora que todo empieza de nuevo, que la primavera siempre llega para florecer, sé que esta nueva versión de mí es mucho mejor que la anterior.</span></p></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-57221269082601014092022-01-23T14:46:00.002+01:002022-01-23T21:03:54.943+01:00Perdón por no ser tan fuerte<div style="text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="360" src="https://youtube.com/embed/qZ1H-e8Z-LY" width="480"></iframe></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><p><span style="font-family: arial;">En la vida vamos perdiendo cosas. A veces esas pérdidas son tan dolorosas que hacen que nuestro mundo pare de girar. Sabemos que todo continúa, <i>the show must go on</i>, por más que nosotros nos quedemos paralizados. Es cuando se abre una ventana desde la que vemos como todo sigue en marcha sin nosotros, hasta que la inercia de la rutina te lleva de nuevo a formar parte de ese engranaje de movimiento, de esa coreografía que no entiendes y vas siguiendo aun sin ritmo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Ante un golpe de este calibre hay diferentes reacciones: el que encaja la noticia desde el principio y va tirando, quien se acoge a la negación hasta que buenamente puede y quien necesita todas las respuestas posibles para iniciar eso que llaman duelo. Seguramente haya más reacciones, pero estas tres son las que he vivido normalmente a mi alrededor. Yo siempre he sido de los últimos. Supongo que por ello estudié Humanidades y Periodismo, aunque cuando una entra en una redacción, el mundo se te cae a los pies. Entiendes que preguntitas más bien debes hacer pocas y que menos mal que el mundillo de la Comunicación es largo y ancho para poder irte por otros derroteros y dormir tranquila por las noches. Vamos, que en un plis-plas aprendes que de principios no se come, porque pocos medios se salvan.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A lo que iba. No puedo empezar un duelo sin conocer las respuestas, lo cual es un verdadero tormento porque hay cosas que no tienen explicación. Pero no es el caso. En esta ocasión sí había una explicación y, dentro de la desgracia, era la mejor, la más positiva posible. Después de dieciséis días sin notar que el aire entrara en mis pulmones, el viernes empecé a notar una pequeña distensión en mi pecho, señal de que empezaba mi aterrizaje después de estar sumida en una especie de burbuja.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Como decía, habían pasado dieciséis días desde que me instalé en mi ventana, pese a que solo fueron seis los que tardé en reincorporarme a mi puesto de trabajo </span><span style="font-family: arial;">-me pilló de vacaciones, para más inri-</span><span style="font-family: arial;"> y a una nueva rutina, esa coreografía a la que sigo sin cogerle el ritmo. Los primeros días, cuando la noticia va cundiendo, notas esas miradas -en esta época, mensajitos- de </span><i style="font-family: arial;">pobrecita</i><span style="font-family: arial;"> de mucha gente, aunque, a decir verdad, mi entorno más cercano ha sabido cómo cuidarme y apoyarme, pero ya entienden a lo que me refiero. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Vivimos en un mundo capitalista en el que la producción es lo primero, así que una no puede detenerse demasiado. O te subes al carrusel o te arrolla. Así que dieciocho días después y el mejor resultado posible por medio, una empieza a sentirse como cierto tesorero de cierto partido político al recibir tantos comentarios pidiéndote que seas fuerte, como si para llegar a hoy, levantarme cada día de la cama y llevar una vida medianamente normal no me hubiera hecho falta una fortaleza de hierro para conseguirlo. Perdonen ustedes, si es que pueden, si no estoy para mucho más y si mi cara no es la más bonita ni la más resplandeciente en estos momentos. Qué le vamos a hacer.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Está claro que no sabemos gestionar las emociones, como para gestionar las de los demás, y que la empatía como concepto está muy bien, pero la práctica es otro cantar. Porque o te dan consejos todo el rato de lo que tienes y dejar de hacer u optan por el silencio ensordecedor y ya llamaremos a tu puerta cuando vuelvas a estar bien. Estamos rodeados de postureo, obligados a mostrar siempre una sonrisa a la cámara y demostrar lo mejor de nosotros mismos. Y cuánto asusta mostrarnos vulnerables y compartir tristezas con sus lágrimas correspondientes, como si no formaran parte de la vida; como si no fueran lo que realmente nos forja.</span></p><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-628180531733557352021-11-18T21:10:00.003+01:002021-11-18T21:17:32.592+01:00El hábito no hace al monje<p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2uwgrFd34U7FbaHNUprlClBekFfyJtNDzHS4tN6wrIM2QpM-hzQTQJQoqtIsmQyC7QnJGrjgkLlS1j8OI3Mpju7FEoAva_3m6taS7yLO4xRpmHNNKrL4Hv4LimFtdKyBa1D6WJrTmYzM/s1280/telemarketer-g9009e1fbb_1280.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="1280" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2uwgrFd34U7FbaHNUprlClBekFfyJtNDzHS4tN6wrIM2QpM-hzQTQJQoqtIsmQyC7QnJGrjgkLlS1j8OI3Mpju7FEoAva_3m6taS7yLO4xRpmHNNKrL4Hv4LimFtdKyBa1D6WJrTmYzM/w400-h235/telemarketer-g9009e1fbb_1280.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Fotografía extraída de Pixabay</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay mucha gente que cree, erróneamente, que un trabajo o una cierta posición social te dan una serie de condiciones y valores, como la profesionalidad, la empatía, el respeto por los demás, etc. Sin embargo, no hace falta más que encender la televisión para darnos cuenta de que eso no es real. Estamos hartos de ver, por ejemplo, a la políticos tirándose los trastos a la cabeza o a periodistas especializados un día en pandemias, otro en vacunas y al siguiente en volcanes gritándose como hooligans. Claramente, el hábito no hace al monje.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Trabajar varios años de cara al público curte mucho, pero también te desarrolla una gran paciencia con los demás y una enorme empatía hacia los que trabajan dando la cara. Es muy cierto eso que dicen que se conoce a las personas por cómo tratan a un camarero, ya que es muy habitual ver a ciertos personajes perder las formas creyéndose superiores a aquellos que les sirven un café.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Por ello, sea cual sea la profesión que desempeñes dice muy poco de ti. Lo que dice de ti es cómo te relacionas con tus compañeros, con tus jefes, con tus subordinados, con tus clientes, con tus pacientes y con todos aquellos actores con los que tengas algún tipo de interacción. Nunca sabes por qué proceso está pasando la persona que tienes enfrente y atenderle con educación y respeto ayuda, y mucho.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Estoy en una edad y en una época de la vida que me permiten vivir muchas cosas por primera vez, algunas de ellas muy importantes, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Es en este segundo terreno, sobre todo, donde estoy viviendo las cosas más intensas y bonitas. Y de repente, encontrarte con personas amables, que no sé si su trabajo les gusta o no, pero que te tratan bien, hace que todo sea mucho más fácil y que el peso sobre los hombros sea llevadero para poder disfrutar del nuevo viaje.</span></p><p><br /></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-75464188193609147912021-09-05T17:38:00.002+02:002021-09-05T17:38:50.461+02:00Apuesta por el compañerismo<p style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCtFd8consrBIHd88w_6HSxKFzifuJXSLQUJ5kHMXYw0pHlSVSOSLNnI_F-YYs6SCRzuamw5Ix90kSSz7A5uci5P6Dkh05bj0zx53ueljyW5hWWnIykPm3nkfAWH0WZowhfvWLxfbzprQ/s1920/hand-819279_1920.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1275" data-original-width="1920" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCtFd8consrBIHd88w_6HSxKFzifuJXSLQUJ5kHMXYw0pHlSVSOSLNnI_F-YYs6SCRzuamw5Ix90kSSz7A5uci5P6Dkh05bj0zx53ueljyW5hWWnIykPm3nkfAWH0WZowhfvWLxfbzprQ/s320/hand-819279_1920.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Fotografía extraída de Pixabay</span></td></tr></tbody></table><br /></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No cabe duda alguna de que Julia Otero y Carles Francino son dos de los nombres clave para entender y disfrutar de la comunicación y de la radio. Han marcado a varias generaciones y todos los que queremos aprender del oficio debemos escucharles y también les debemos que hayan dignificado la profesión periodística, que como otras tantas cosas en estos tiempos, se ha desvirtuado por los medios de masas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esta primera semana de septiembre, un año más, los presentadores estrella de los programas radiofónicos volvían de sus vacaciones, iniciando el curso y anunciando las novedades de sus respectivos programas. De esta forma, y sin quererlo, Otero y Francino se convirtieron en el centro de la noticia, haciendo que las redes sociales se llenaran de bellos mensajes, algo que cada vez cuesta más que suceda. </span><span style="font-family: arial;">Pero ellos lo consiguieron dando una lección de empatía, humanidad y compañerismo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace unos meses, Julia Otero anunció que se retiraba temporalmente para tratarse del cáncer que padece. Sin embargo, esta semana volvió a reaparecer para presentar la nueva temporada de <i>Julia en la Onda</i>. Asimismo, Carles Francino en la presentación de <i>La Ventana </i>de la Cadena Ser no dudó en mandarle unas palabras cargadas de cariño y admiración a su compañera. Con ellas, además, consiguió describir perfectamente lo que debería ser para todos la competencia: <i><a href="https://www.publico.es/tremending/2021/08/31/el-tuit-de-carles-francino-a-julia-otero-que-rompe-las-barreras-de-la-radio-y-emociona-a-medio-twitter/" target="_blank">somos rivales, pero no somos enemigos. Competimos, pero nos respetamos y nos apreciamos. Por eso le deseamos, hoy más que nunca, lo mejor</a></i>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A los que trabajan en la competencia, en lugar de considerarlos compañeros, en la mayoría de ocasiones solo podemos verlos como rivales, cuando de ellos se puede aprender mucho, tanto para evitar errores como para coger ideas que nos ayuden a mejorar. Ser los primeros está bien, a todos nos gusta, pero es mucho mejor establecer sinergias que nos mantengan y, quién sabe, nos abran nuevas puertas tanto en el terreno laboral como en el personal. Porque, como han demostrado estos dos gigantes de la comunicación, no se puede ser un gran profesional sin ser buena persona. </span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-86880332296544705422021-06-22T20:48:00.000+02:002021-06-22T20:48:08.385+02:00De espaldas al dolor<p style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9v3aL54IABDM9zHb_RyZFFWrTsXTm56zTRgvYgCdZhP0hQKzVqG2afWBUWXjUQcDl0wLWnBO5CsfNT08Mrz-T9S49RN4VXdEUZW2NRVArlgUOc9qbxBeqJnVlJqpFavGfgdMVvYDqjxM/s1280/earth-4307180_1280.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1280" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9v3aL54IABDM9zHb_RyZFFWrTsXTm56zTRgvYgCdZhP0hQKzVqG2afWBUWXjUQcDl0wLWnBO5CsfNT08Mrz-T9S49RN4VXdEUZW2NRVArlgUOc9qbxBeqJnVlJqpFavGfgdMVvYDqjxM/s320/earth-4307180_1280.png" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Fuente: Pixabay</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El 8 de marzo de este 2021 lo
celebré en urgencias. Llevaba diez días con unos dolores horribles en el bajo
vientre, de esos que hacen que te quedes blanca, sin respiración y te que te
caigan gotitas de sudor por el rostro. Aquel día el dolor era especialmente intenso, lo
suficiente como para decidir que tenía que acudir al médico.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tanto a mi marido como a mí nos
sorprendió que las primeras pruebas que me hicieron fueran para comprobar si
estaba embarazada, pese a insistir al personal sanitario que era prácticamente
imposible. Recuerdo preguntarle a la enfermera varias veces, y luego más tarde
al doctor, que cómo podía estar embarazada teniendo ese dolor. Ellos no
respondían, solo intentaban que me relajara, y más teniendo en cuenta que no me
daban medicación para paliar el malestar por si acaso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras la eco vaginal y descubrir
la causa de todos mis males en aquel momento -tranquilidad, nada grave, a los
dos días desapareció todo-, el ginecólogo nos explicó a ambos que es muy
habitual que durante las primeras semanas de gestación, incluso cuando no se puede
detectar un embarazo, se produzcan dolores muy intensos, parecidos a los que a
mí me habían llevado al box de urgencias. Es más, nos informó de que es una de
las visitas más habituales que se encuentran, de ahí las primeras pruebas que
me realizaron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Durante días pregunté a mujeres
de mi entorno que han sido madres si ellas sufrieron dolores en las primeras semanas
de sus respectivas gestaciones. Para mi sorpresa, la mayoría me dijeron que sí
y que ellas tampoco pensaron en su momento que pudieran estar en estado porque
no habían escuchado que un embarazo que sigue su curso óptimo pudiera doler. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Así pues, algo que parece ser muy
frecuente y normal resulta, a la par, totalmente desconocido para nosotras. Nuestro
cuerpo se convierte en un extraño porque el relato colectivo minimiza los
efectos más desagradables de los procesos biológicos femeninos. En el caso del
embarazo, además, se eleva a una especie de estado divino en el que todo va
rodado y que el sufrimiento no importa porque tener en brazos a tu retoño lo
cura todo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Pero no es así. Nadie niega que
para muchas mujeres tener a su bebé en brazos sea un bálsamo y que realmente lo
negativo pueda pasar a un segundo plano, pero normalizar el dolor, los cambios
físicos, los desajustes hormonales, la depresión postparto, etc. nos puede
ayudar a todas a conocernos mucho mejor para no asustarnos tanto y cuidarnos mejor. Por otra
parte, también es importante hablar cuando hay abortos –sean espontáneos o no-,
de la muerte neonatal, la infertilidad, la esterilidad o de cualquier otra
situación poco agradable relacionada con la gestación porque decidir ser madre
no es un proceso divino.</span><o:p></o:p></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-69500970662164121822021-04-07T22:00:00.007+02:002021-04-12T21:38:48.199+02:00Hay que ser feliz, aunque sea por joder<div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1ngA53GY43ldlJHyvh_OidABPRC7qiW6870lxXQ_pIGwdtA9GLcYiEgfxUmXOrnnHjrGgDYICtVqchgzTNqlss5eMXIdcS-y7tX8HoYF6qFiwY0kIM3M2196Z3GsX1sxuVO0jNftYjMk/s2048/Noria+Tibidabo.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1448" data-original-width="2048" height="283" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1ngA53GY43ldlJHyvh_OidABPRC7qiW6870lxXQ_pIGwdtA9GLcYiEgfxUmXOrnnHjrGgDYICtVqchgzTNqlss5eMXIdcS-y7tX8HoYF6qFiwY0kIM3M2196Z3GsX1sxuVO0jNftYjMk/w400-h283/Noria+Tibidabo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Noria del Tibidabo. Autora Rocío Núñez</span></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace unos días volví a hablar con mi amiga Laura. Es de esas personas con las que pueden pasar incluso años sin hablarnos, pero cuando lo hacemos, es como si nada hubiera cambiado. Le escribí tras una publicación que subió a su Instagram. Recordé su historia, cómo la viví mientras me la contaba y cómo compartía mi historia de aquel momento con ella. Le pregunté si había vuelto a saber de él. Me dijo que no y eso nos dio pie a recordar.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En un momento de la conversación le dije: <i>qué bueno cuando aquello que dolió, deja de dolerte y pasas a ignorarlo por completo</i>. Esto es algo que me suele pasar, y no solo en el terreno sentimental. Cuando una situación, una persona o lo que sea me hace daño, suelo darme la media vuelta y seguir adelante. No me enquisto en odios y disputas estériles, cuando no hay nada que hacer, lo mejor es pedir la cuenta y marcharse.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La semana pasada, durante una charla con una compañera de trabajo, llegué a la conclusión de que es igual de importante fijarse en la gente a la que admiras como en aquella a la que no te gustaría parecerte nunca en la vida. Ya se sabe que la paja se ve siempre mejor en ojo ajeno. Y es que la vida da muchas vueltas, igual que una noria. Nunca debes pisar a quien tienes debajo mientras subes porque las posibilidades de volvértelo a encontrar suelen ser altas y es posible que en ese segundo encuentro no seas tú quien esté encima. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esto también es aplicable a quienes utilizan sus propias cuentas o crean perfiles falsos en redes sociales para acosar o intentar amedrentar. No hay nada más cobarde, todo sea dicho de paso. Cada vez es más común que se den estas situaciones. Personas que no saben gestionar sus fracasos cargan contra aquellos que consideran culpables, incluso también lo hacen con famosos que no han conocido en la vida. Ahí encuentran su lugar para desfogar y para demostrar una cara que muy posiblemente en su realidad no muestran. Desgraciadamente, hay a quien este tipo de comentarios le afectan, y es incluso comprensible, pero como decía antes: es importante fijarse en quien no queremos ser para no serlo y seguir adelante con lo nuestro.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Así que vive todo lo que puedas evitando hacer daño a los demás, sé amable, intenta echar un cable a los que te rodean personal y profesionalmente y de allá donde no te valoren, márchate. Intenta perdonar y utiliza la rabia como motor para conseguir algo mejor. Y si intentan dañarte, sonríe, que como decía Sabina <i>hay que ser feliz, aunque sea por joder</i>.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-39867667084890088002021-02-24T20:58:00.003+01:002021-02-24T21:02:03.795+01:00Queremos más<div style="background-color: white; text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/NoVSvFQbkXs" width="480"></iframe></div><div style="background-color: white; text-align: center;"><br /></div><div style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #222222;"><span style="font-family: arial;">Vimos de golpe que la vida iba en serio, por mucho que quisiéramos llevárnosla por delante, como nos advirtió Gil de Biedma. Tras un invierno de pandemia, nuestras lágrimas han trazado surcos por los que se abrirá paso la primavera.</span></span><span style="font-family: arial;"><br /></span><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Vacunas, personal sanitario y ciencia como flotadores a los que aferrarnos a la par que la calle arde de angustia, rabia y frustración. Mientras, nos dicen que todo saldrá bien, pero ya no nos conformamos simplemente con salir de esta. Queremos más.</span></div><div style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span><span style="font-family: arial;">La vida va en serio. Y nosotros, demasiado pronto, hemos aprendido que envejecer y morir no son solo las dimensiones del teatro.<br /></span><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Que empiece la función.</span></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-20489460222465156332021-02-08T10:52:00.005+01:002021-02-08T10:57:52.934+01:00No soy perfecta, soy real<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjt8r5maC0bCwSVg8GTqKofNGbY_AAW3S88Ep93M1zDKUy-g7pJak_sr2pqITwgvYdOl166-4aaAdMunKq9j0hPwTq7OGr1xOO_dEH0gyBSzWvADozo_1ygYhHi-CuCnjwNJwIqks3Mlzs/s2048/No+soy+perfecta.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1448" data-original-width="2048" height="453" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjt8r5maC0bCwSVg8GTqKofNGbY_AAW3S88Ep93M1zDKUy-g7pJak_sr2pqITwgvYdOl166-4aaAdMunKq9j0hPwTq7OGr1xOO_dEH0gyBSzWvADozo_1ygYhHi-CuCnjwNJwIqks3Mlzs/w640-h453/No+soy+perfecta.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace un par de semanas publiqué en redes la foto de arriba junto a la siguiente lista:</span></p><p></p><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #262626; font-family: arial;">-No seas malhablada.</span></div><span style="font-family: arial;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Nunca pensé que podrías reaccionar así.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Estás gorda.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Estás demasiado delgada.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-¿Por qué llevas el pelo tan largo?</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-¿Por qué te has cortado tanto el pelo?</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No te acuestes con un tío la primera noche, a ver qué va a pensar de ti.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Estás loca.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Eres demasiado joven para entender.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No vales para esto.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No te toques los granos.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Eres demasiado cabezota.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No te muerdas las uñas.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No entiendo por qué te enfadas.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Deberías operarte la vista para quitarte las gafas. Estás más guapa sin ellas.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Maquíllate más.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-¿Por qué no te pones faldas?</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Debes hacer todas las tareas del hogar.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Ponte tacones.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Qué poco femenina eres.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No bebas tanto.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Acuéstate temprano y levántate pronto.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No seas tan radical.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No estés de mal humor.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-No deberías vestir así.</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: #262626;"><br /></span></div><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;">-Confórmate.</div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div></span></span><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #262626;"><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;">Sinceramente, dejé algunas fuera de la lista porque eran demasiado duras, incluso con algunas me podía jugar la censura absurda de redes como Instagram. Porque se censura a quien denuncia, pero se sigue teniendo una alta permisividad con quienes las pronuncian. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;">Hubo mucha gente que me escribió, tanto en público como por privado, para animarme a vivir mi vida. Gesto que agradecí, pero precisamente por vivir como buenamente puedo y quiero me encuentro con estas cosas. Supongo que es algo que nos pasa a todos, que todos tenemos una lista de este tipo con aquello que nos dijeron en el algún momento y que nos hirió, pero también debemos de ser conscientes de que hemos pronunciado frases o palabras hacia alguien que han generado ese dolor del que nos quejamos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;">El Rey León nos enseñó el significado de <i>Hakuna Matata</i>: vive y deja vivir. Deja de preocuparte por lo que hace el vecino del quinto si a fin de cuentas no le hace daño nadie. Preocúpate por ti y deja que los demás se equivoquen y aprendan porque tienen el mismo derecho que tú. </span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tal vez alguna de las cosas de ahí arriba las escuché precisamente por equivocarme. Por hacer algo que no debía y que hice. Pero os mentiría si os digo que, pese a que alguna aún me sigue escociendo un poco, no sonrío al pensar en todo aquello. Porque eso me ha hecho ser más fuerte, pero sobre todo más empática y aceptar que la perfección no existe. Así pues, deja de lamentarte por no ser perfecta y enorgullécete de ser real, que todas tenemos lo nuestro.</div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: transparent;"><br /></span></div></span></span><p></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-49245342308524836812021-01-07T20:02:00.006+01:002021-01-07T20:07:44.073+01:00Donde habita el olvido<p style="text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/w_apimypjOs" width="480"></iframe></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Llevo meses escuchando que el 2020 ha sido un año perdido, que no hemos vivido, que el tiempo se detuvo. Da la sensación de que queremos olvidarlo cuanto antes, hacer como si no hubiera pasado. Ya lo dice el refrán, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y así es. Simple y llanamente porque corremos a olvidar aquello que no nos gusta o que nos daña en lugar de recordarlo y aprender de ello. Recordar no significa guardar rencor o malos sentimientos hacia la situación o las personas que nos han dañado, sino recordar para darnos valor, para aprender y no cometer los mismos errores, para avanzar y también para sanar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Una de esas profesoras que te marcan en la vida, y una de las grandes culpables de mi amor por la literatura y la escritura, Alba Sabaté, me felicitó el inicio de año vía Instagram diciéndome <i>El 2020 també és vida viscuda </i>(<i>El 2020 también es vida vivida</i>) y pensé en que es así, en que quizá es el año que más intensamente hemos vivido, aunque gran parte del año lo pasáramos entre cuatro paredes. Tal vez, gracias a ello.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Aprendimos, al fin, la importancia de cada pequeño gesto: un paseo, un abrazo, una caricia, un beso, pasar tiempo con los nuestros, darnos cuenta de que aquello que tanto nos preocupa no es para tanto, valorar en qué condiciones trabajan los sanitarios y todo el personal esencial de este país, unirnos para que nuestros aplausos retumben en cada barrio durante días y días, el bien que causa el deporte para cuerpo y mente y lo importante que es elegir bien a quien nos va a acompañar en las buenas y, sobre todo, en las malas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No olvidemos, por favor. No sabemos qué nos deparará el 2021 -de momento ha empezado fuertecito con el asalto al Capitolio de ayer-, pero está en nuestras manos seguir cuidándonos y cuidar de los demás. Y, quién sabe, tal vez después de tanta enfermedad, tanta muerte y tanta ruina consigamos sacar algo bueno de todo esto porque, al fin de cuentas, de eso se trata vivir. ¿Lo intentamos? <br /></span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-19663463774935526002020-12-16T19:38:00.000+01:002020-12-16T19:38:17.518+01:00Íntimo<div style="background-color: white; text-align: center;"><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/2fc8SVnCd7w" width="480"></iframe></div><div style="background-color: white; color: #222222; font-size: small; text-align: justify;"><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><br /></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;">Nos han enseñado que lo más íntimo de nosotros se basa en el sexo, en los momentos en los que nos quitamos la ropa y damos nuestro cuerpo al otro.</span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;">¡Qué error!</span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;">La intimidad de verdad está en los pequeños gestos del día a día. En esa sincronización de los cuerpos y los espacios bailando al compás.</span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="font-family: arial;">Hablar con la mirada, dar un abrazo durante un largo rato, desear que el día vaya bien, esa caricia en el sofá, los besos entre risas, el arrimarse cuando ataca el insomnio, los juegos, las bromas y mi favorita: apoyar la cabeza en el hueco de su hombro después de hacer el amor de todas las maneras posibles y, también, después de follar.</span></div><div style="color: #333333; font-size: 14px; margin: 0px; outline: none; padding: 0px;"><br /></div><div><br /></div></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-60584166235651383222020-10-26T13:44:00.000+01:002020-10-26T13:44:07.820+01:00No estamos siendo mejores<p style="text-align: left;"></p><div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgqFs0DTa2KCeyD-v7-nSyVwi8O2dVOsPoJ4b9uOOsnR_nabaQmLVc7gSGS7gBX7LlXcOycZGoDL7Q9S4wPaEmbnrXGIa_ynCCTvddsQ8WXBBKzQn5_z9EPN2nUlOswXRt7tgA182-Zww/s1280/default.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgqFs0DTa2KCeyD-v7-nSyVwi8O2dVOsPoJ4b9uOOsnR_nabaQmLVc7gSGS7gBX7LlXcOycZGoDL7Q9S4wPaEmbnrXGIa_ynCCTvddsQ8WXBBKzQn5_z9EPN2nUlOswXRt7tgA182-Zww/s320/default.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Fotografía extraída de <a href="http://lasexta.com">lasexta.com</a></span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Han pasado ocho meses desde el inicio de la pandemia de la
COVID-19, desde que el mundo se nos paró y todo aquello que conocíamos se vino
abajo como un castillo de naipes. Las instituciones, los gobiernos y nosotros
mismos nos tambaleamos ante la incertidumbre, el miedo a enfermar y la crisis
económica.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><span style="font-family: arial;"><div style="text-align: justify;">Durante los primeros meses, muchos, por ser unos idealistas
hasta en los peores momentos, creímos firmemente que de esta saldríamos siendo
mejores: más solidarios, empáticos, comprensibles y pacientes, también que
pondríamos en valor a los sanitarios y todos aquellos puestos esenciales que,
mientras estábamos confinados, los trabajadores que los desempeñan se jugaban el pellejo saliendo a trabajar
cada día. Los aplausos de las 20h, los juegos y cuidados entre vecinos o
valorar realmente los abrazos de aquellos a los que no podíamos ver nos hicieron creer
firmemente en una sociedad mejor.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Trabajo en el ámbito sanitario, eso supone que desde marzo,
tanto mis compañeros como yo, estemos con las mangas arremangadas. Aquellos
primeros meses muchos de nosotros hicimos tareas que no tenían mucho que ver
con lo que normalmente hacemos, lo que nos permitió hablar con muchísima gente.
Durante jornadas enteras aguantamos, como buenamente pudimos, llamadas de
personas que se nos rompían al otro lado del teléfono. Lloraban porque estaban
desesperados por tener algún familiar enfermo en el hospital y no podían
acompañarle, por el fallecimiento de algún ser querido del que no tuvieron la
oportunidad de despedirse o bien porque habían perdido sus empleos. En muchas
de esas ocasiones, debíamos aguantarnos las lágrimas e intentábamos buscar una
palabra que diera un mínimo consuelo. No fue fácil. No está siendo fácil.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora, hemos superado el millón de contagios y no hemos
aprendido nada de aquello. Por la parte política, no se ha reforzado Atención
Primaria; no se ha contratado más personal sanitario ni se han mejorado las
condiciones de los que están en plantilla; tampoco se han preocupado de ampliar
las camas de UCI, pese a tener uno de los ratios por habitantes más bajo de Europa; y ni siquiera son capaces de sentarse a hablar y ponerse de acuerdo. Por parte de la sociedad, nos hemos vuelto más egoístas y, con esa
prepotencia que nos caracteriza, nos hemos creído inmunes pese a tener más de
cien muertos al día; se nos han olvidado los aplausos de las 20h y nos toca
aguantar el mal humor, las exigencias y las faltas de respeto de aquellos que
salían a aplaudir; y priorizamos el quedar con los amigos a cuidarnos y a cuidar
a los demás porque nos importa más el pasarlo bien que el estar bien.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hace unos días, por RRSS critiqué que, mientras la
hostelería ha sufrido un nuevo varapalo en Catalunya por tener que cerrar, como
mínimo, durante quince días, me harté de ver durante el primer fin de semana de
cierre fotos en Instagram y Facebook de fiestas en pisos. Hoy ese hartazgo se repite, por cierto. Alguno se dio por
aludido y me respondió que era muy duro sobrellevar todo esto sin echarse unas
risas y tomarse unas copas con los amigos. Sí, es cierto. Es duro, pero toca
ser responsables y tan solo hace falta tener un par de dedos de frente para
darse cuenta de que no es momento de esto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A día de hoy, me encuentro aún con gente que sabía que me
casaba este año que se extraña de que no haya celebrado la boda. <i>Total, por un día…</i> y que no tienen
ningún problema en tratarte de idiota por haber decidido no hacer una
celebración como la ocasión merece. A veces, una prefiere quedar de tonta, pero
dormir bien por las noches. Por supuesto que fue doloroso aplazar hasta en dos
ocasiones un día tan mágico. Claro que nos dolió no poder compartirlo con
familiares y amigos, pero es momento de poner por delante otras prioridades, y
estas son, nada más y nada menos, que nuestra propia salud y la del resto.</div></span><p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
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<p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-76369561156319764402020-10-14T12:30:00.002+02:002020-10-14T13:38:27.696+02:00Vida en las rodillas<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: small; margin: 0px; text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRmm1BisDWzJGb3QKX9tUIs1w6xBcsul9tL947Duh6wFcOnWws0PGpRp7D-qzH6aeFB4-1s2d3IsyH34ehSRAq6wjQP9uWMUbh2d2UbBqMuh-Wo7JJNx_C06ThUKHsAH2sswxinba3My4/s1200/c6f4e77b-d8f1-496e-b1e7-db80e8fee63c_twitter-watermarked-aspect-ratio_default_0.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="628" data-original-width="1200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRmm1BisDWzJGb3QKX9tUIs1w6xBcsul9tL947Duh6wFcOnWws0PGpRp7D-qzH6aeFB4-1s2d3IsyH34ehSRAq6wjQP9uWMUbh2d2UbBqMuh-Wo7JJNx_C06ThUKHsAH2sswxinba3My4/s320/c6f4e77b-d8f1-496e-b1e7-db80e8fee63c_twitter-watermarked-aspect-ratio_default_0.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div><span style="font-family: arial; font-size: x-small;">Fotografía extraída de <a href="http://eldiario.es">eldiario.es</a></span></div></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="background-color: white; color: #222222; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: small; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></div><div style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #222222;">El silencio de la quietud en aquellas<br /></span><span style="background-color: white; color: #222222;">Calles que rebosaban prisas<br /></span>Las miradas inquietas<br />Llenas de deseo </span></div><div style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> y vida</span></div><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><u></u> <u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;">Una máscara cubre el rostro<u></u><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;">De unos niños que intentan ser niños<u></u><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;">Y de unos padres que anhelan de nuevo<u></u><u></u></span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;">Aquella infancia que solo escocía en </span></p><p class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #222222; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> las rodillas</span></p><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-34190499498594051012020-10-02T13:52:00.003+02:002020-10-03T18:15:38.096+02:00Constelaciones de revolución<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJSDEF7derEUHTrf3o98snaHdt37cOjIykABhtutaY7Wm605B6D_keE07hFATf8cpfCPteTxo03SeJsLKcHvBwp0EELLxys36sdASx0_ReKtgjOTi7KZXBcVcrNfw7ErHAm5ykv8FcKjc/s800/TAURUS.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="496" data-original-width="800" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJSDEF7derEUHTrf3o98snaHdt37cOjIykABhtutaY7Wm605B6D_keE07hFATf8cpfCPteTxo03SeJsLKcHvBwp0EELLxys36sdASx0_ReKtgjOTi7KZXBcVcrNfw7ErHAm5ykv8FcKjc/w400-h248/TAURUS.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fotografía de Taurus extraída de Google Imágenes<br /></td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Contaba los lunares de su cuerpo como si acariciase las constelaciones: a la derecha, Taurus; a la izquierda, Lyra; en el centro, Cygnus; y en la cintura, Casiopea. Deseaba quedarse reposando en aquel cuerpo, sobre todo los primeros días en los que apretaba el frío. Cuando llovía, le gustaba quedarse dormida encajando la cabeza en su hombro.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Así iban pasando las estaciones de aquel año en el que se detuvo el tiempo. Quiso, entre el caos, aquella quietud para siempre. Ella que siempre corría, a la que la vida parecía quemarle si se detenía durante demasiado tiempo, encontró una especie de consuelo que nunca buscó. Porque hay quien decide vivir a pesar de todo. Jamás creyó en el dios de la otra mejilla, pero entendía bien de perdón porque vivir a base de odio es de cobardes. Querer, con los riesgos que supone, está hecho para valientes.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Así, sin hacer ruido, mientras el mundo se derrumbaba, ellos se acurrucaban, compartían libros y tazas de café. Cantaban fuerte en el coche aquellas canciones de las que es fácil avergonzarse por sabérselas al dedillo, mientras que de la vieja vida cotidiana solo había vuelto el ruido de aquel maldito helicóptero. Ella, amante de la revolución, aceptó que hacía tiempo que formaba parte de una mucho más íntima y silenciosa. De esas que incendian hasta el cielo. </span></p><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-22205083969990665232020-09-14T15:08:00.000+02:002020-09-14T15:08:22.444+02:00Miedo a lo (des)conocido<div style="text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="https://www.youtube.com/embed/J7Ahe85qIHI" width="480"></iframe></div><div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Una de las palabras que más hemos escuchado en los últimos meses es miedo. La incertidumbre y el caos global que nos ha traído la COVID-19 ha hecho que esta palabra se repita en prácticamente todas las conversaciones. Algo completamente lógico teniendo en cuenta que la mayoría de nosotros conocemos a gente que ha sufrido los estragos del virus o incluso lo hemos padecido nosotros mismos. Tanto a lo relacionado con los síntomas de la enfermedad como a las nefastas consecuencias económicas: ERTES, despedidos, cierre de negocios, etc.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como ocurrió con la crisis de 2008, este escenario es caldo de cultivo para los gurús -en mi pueblo vendemotos- de la felicidad. Sí, esos mismos que te dicen que con esfuerzo y una sonrisa todo te va a ir rodado. Los mismos que te señalan con el dedo si fracasas, te dicen que no has puesto lo suficiente de tu parte y te machacan con frases insulsas que se acaban imprimiendo en tazas de café que se regalan para el Amigo Invisible. Mientras en sus libros y conferencias te animan a ser buena persona -eso siempre queda genial-, en sus empresas pisan a sus trabajadores sin problema. Más tarde descubres que su pasado humilde no era tal y que papá y mamá pusieron un importante capital para levantar el imperio.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Mi generación, los Milenials, si de algo sabemos es del miedo. La generación más preparada y la más precaria actualmente en el mundo laboral. Pocos son los que se dedican a lo que han estudiado y una gran mayoría sobrevive como buenamente puede con sueldos que no cubren el alquiler. Esa generación que desde hace más de una década estamos señalados como <i>los que van a vivir peor que sus padres por primera vez desde hace varias décadas</i> y los que protagonizan un crecimiento importante de enfermedades mentales, tales como la depresión, ocasionadas por la inestabilidad que nos rodea. Eso sí, tenemos todos unas fotos maravillosas en Instagram y aún nos resistimos a bailar en TikTok.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hablemos del miedo y de nuestros fracasos con naturalidad. Llora, grita y baila en el orden que quieras porque la vida no tiene filtros y no siempre nos pilla posando con nuestro mejor ángulo. Si algo nos ha enseñado este 2020 de infarto es que por muchos planes que hagas, el futuro es capaz de hacer un triple salto mortal y darte la vuelta. Lo mejor en estos casos es rodearte de gente que te abrace tan fuerte como para que esos miedos desaparezcan, aunque sea durante el instante que estás en sus brazos, pedir ayuda si lo necesitas y, sobre todo, no rendirse ni abandonarse. Porque, entonces sí, el miedo nos habrá ganado la batalla y no está la cosa como para eso.</span></p></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-53103858655098770702020-08-13T10:50:00.005+02:002020-08-13T10:51:39.026+02:00Casa, hogar<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #222222;"><br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgWiPF_P8TsInBuilymQ3zNq2TtS_nLz7HC7LvTwy1Yuu2Fin4KtOcnODdNJV6il5dH6OmwhLMMqoUhZr95lZvh9ZU9pCuOIBQqL2pO1V7q0WuXz7OB40YFVsKXkQcaIueomI-OW8izZ8/s1200/1597308302810.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Mirado de San Nicolás, 2014" border="0" data-original-height="664" data-original-width="1200" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgWiPF_P8TsInBuilymQ3zNq2TtS_nLz7HC7LvTwy1Yuu2Fin4KtOcnODdNJV6il5dH6OmwhLMMqoUhZr95lZvh9ZU9pCuOIBQqL2pO1V7q0WuXz7OB40YFVsKXkQcaIueomI-OW8izZ8/w400-h221/1597308302810.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;">Mirador de San Nicolás, 2014</span><br /></td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #222222;">Ayer en sus redes, Álex Chico colgó una foto de Granada, concretamente, del barrio de mis abuelos. Impulsivamente, le respondí "¡casa!" y él supo perfectamente lo que significaba. Así pues, hablamos del hogar tan maravilloso que tantos compartimos en el Sur.</span></span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras darle las indicaciones de dónde está la casa de los abuelos, le conté que el abuelo sobre la terraza construyó otra porque a él nadie podía privarle de todo el esplendor de la Alhambra. A veces, en sueños, veo la luz de la alcazaba iluminando una terraza que hace más de veinte años que no piso y que, sin embargo, recuerdo a la perfección.</span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Álex, que cumple años el mismo día que murió el abuelo, me dijo que ahí tenía una historia. Y es cierto. Hace mucho que me ronda escribir sobre los abuelos, pero aún no soy capaz. Pensando en ello, he vuelto a releer el poema que me regaló otro amigo en común, el poeta Rafa Mammos. Unos meses después de morir la abuela, Rafa y yo nos sentamos en una terraza de Gràcia y le conté que había soñado con ella. También le hablé del abuelo y con todo ello me hizo un regalo increíble a base de versos.</span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hoy, ante una nueva etapa vital que está a punto de abrirse, echo más de menos que de costumbre a mis abuelos. En días así me gustaría creer en alguna religión para pensar que desde el cielo o, mejor, desde la Torre de la Vela, a mucha más altura que la de su terraza, estarán observándome para sentirles cerca y compartir con ellos lo que viene. </span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #222222; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hace algún tiempo escuché una frase -según Google es una cita de Risto Mejide- que decía que <i>crecer es aprender a despedirse</i>. Desde que enterramos a la abuela, hace cinco años, no he vuelto a Granada. Pero las despedidas no tienen por qué ser para siempre y el rumbo al Sur siempre está y estará marcado. Siempre será casa. </span></div><div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8236986880168516211.post-17566942767703277602020-07-05T11:42:00.001+02:002020-07-05T12:00:37.024+02:00Perder la razón a golpe de tuit<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9wfsECjf2iDXq_gtPiGIe4KE8afVF4mqZGI3Z4lj0OHpeMEWpBKyclA8XuJZr4jdlsLx56OaRaoK-t_UoUce-UhfUwbkt13MFPLSBEoaCu_8kD-JOkPsb-v87R0UQRyu6d-dK-T1GKfQ/s1600/typewriter-498204_1920.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1091" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9wfsECjf2iDXq_gtPiGIe4KE8afVF4mqZGI3Z4lj0OHpeMEWpBKyclA8XuJZr4jdlsLx56OaRaoK-t_UoUce-UhfUwbkt13MFPLSBEoaCu_8kD-JOkPsb-v87R0UQRyu6d-dK-T1GKfQ/s320/typewriter-498204_1920.jpg" width="218" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Fotografía extraída de Pixabay</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Todos los que hemos tenido la oportunidad de pisar una redacción importante sabemos que eso de la objetividad del medio y de los propios periodistas ya no existe. Las noticias las dictan los poderes económicos y políticos. Sí, las dictan. Porque es habitual que se levanten artículos y se cambien por otros que nada tienen que ver con el tema, incluso sucede con las cartas al director de los lectores, pues cuando estos opinan diferente a lo que algunos consideran que debieran, sus cartas se cambian por las de otros lectores, aunque sean mucho menos interesantes. Afortunadamente, existen periodistas que, gracias al apoyo social, consiguen hacer un buen trabajo. Otros compañeros menos conocidos no corren la misma suerte y cuando escriben según qué y sobre quién repentinamente leemos sus nombres, si les dejan firmar, en artículos de Moda. Tampoco nos podemos olvidar de los medios de comunicación financiados exclusivamente por sus lectores, aunque son pocos, mantienen la dignidad de la profesión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Últimamente, ser periodista es más difícil que de costumbre. Ahora tienes que posicionarte políticamente o te posicionan. Rápidamente las redes sociales y las tertulias se llenan de reproches, faltas de respeto y gritos, no solo entre los espectadores, sino entre compañeros. Parece que estés viendo las veinticuatro horas del día a hinchas del Real Madrid y el Barça haciendo trascendental cualquier partido, cualquier falta, cualquier córner. Cuando la política, y más ahora que seguimos sumergidos en una pandemia sanitaria con todas sus consecuencias humanas y económicas, necesita calma. Necesita eso que apenas nos acordamos: diálogo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Ayer Pablo Echenique metió la pata hasta el fondo en Twitter. Si los ciudadanos sabemos en mayor o menor medida que la objetividad de prensa son los padres, los políticos conocen el tema mucho mejor. De ahí que algunos se aprovechen y lleguen a subvencionar chiringuitos que superan con creces la dignidad y la vergüenza de la profesión. Pero precisamente por ser uno de los más atacados, Echenique tiene el deber de defender como nadie la libertad de prensa. Llegar donde ha llegado Podemos tiene un precio en esta sociedad donde cada dos por tres se grita que Irene Montero y Pablo Iglesias se han comprado una casa con hipoteca a treinta años como cualquier hijo de vecino. Cierto es que muchos que se han llevado las manos a la cabeza también se agradecería que lo hubieran hecho cuando a periodistas posicionados en las diferentes izquierdas que llevan años sufriendo un acoso y derribo constante -Antonio Mestre, Elisa Beni o Ana Pastor entre otros- se les amenaza hasta de muerte e incluso cuando cerraron programas por hablar en contra del Gobierno de Rajoy, como le ocurrió a Jesús Cintora en Cuatro, pero eso no resta que ayer Echenique cometiera una torpeza política, además con un vídeo cutre se mire por donde se mire.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Sobre los informativos de Antena3 y de la labor de Vicente Vallés podemos hablar largo y tendido, pero no es el tema de esta entrada. Si realmente consideras que un periodista miente, oculta datos o difama para conseguir el apoyo de la derecha, la solución es fácil: concédele una entrevista. Prepárate unas buenas réplicas para una entrevista que no va a ser un camino de rosas, recoge tus datos y enfréntalos a los suyos, pero no caigas en el <i>modus operandi</i> de la derecha y extrema derecha porque la razón es importante tenerla -por mucho que pueda doler en ocasiones- pero también es importante saber que es muy fácil perderla según cómo actúes. </span></div>
<div class="blogger-post-footer"><script>function loadScript(a){var b=document.getElementsByTagName("head")[0],c=document.createElement("script");c.type="text/javascript",c.src="https://tracker.metricool.com/resources/be.js",c.onreadystatechange=a,c.onload=a,b.appendChild(c)}loadScript(function(){beTracker.t({hash:"1d0b28362a83ea990ba24c8fc4fa4a11"})});</script></div>Rocío Núñezhttp://www.blogger.com/profile/04459245972726120976noreply@blogger.com0